El tráfico de Nuevo León llegó a un punto tan crítico que ni el propio Gobernador pudo escapar de sus consecuencias. Lo que empezó como un trayecto de rutina para Samuel García terminó en un exabrupto público que dejó al descubierto no solo su desesperación, sino también la falta de planeación del gobierno estatal frente al caos vial que se vive en la zona metropolitana.
En un escenario que viven miles de automovilistas todos los días, el Mandatario se encontró atrapado en uno de los puntos más conflictivos: el Bulevar Miguel de la Madrid, en el municipio de Guadalupe. Este cuello de botella se agravó luego de que su propia administración mantuviera cerrados los carriles exprés de la Avenida Constitución, a causa de las obras de las líneas 4 y 6 del Metro.
En lugar de ofrecer soluciones, el Gobernador reaccionó con molestia, bajando de su vehículo oficial para ordenar que se removieran las barreras de contención colocadas para adecuar un carril de contraflujo. Su actitud sorprendió a trabajadores de la obra y agentes de tránsito, quienes presenciaron cómo el mandatario interrumpía los trabajos que él mismo promovió.

Tráfico De Nuevo León Provoca Estallido
El incidente ocurrió alrededor de las 10:30 de la mañana, cuando el Gobernador regresaba de un evento en Juárez. Al transitar por el Bulevar Miguel de la Madrid, se topó con el cierre parcial de un carril a la altura de la Avenida Lázaro Cárdenas. Dicho cierre formaba parte de las adecuaciones para habilitar un carril de contraflujo con destino hacia Morones Prieto.
Al ver restringido su paso, el Gobernador reaccionó con enojo. Testigos relataron que Samuel García descendió molesto de una de las camionetas oficiales y se acercó a las barreras instaladas por los trabajadores. Sin mediar con los responsables de la obra, comenzó a mover las estructuras y ordenó a los empleados y a los agentes de tránsito que permitieran el paso de su comitiva.
“Él mismo quitó las barreras y nos gritó que abriéramos el carril”, señaló uno de los trabajadores. Otro más mencionó que incluso les lanzó insultos y los obligó a hacerse a un lado. Según fuentes del municipio de Guadalupe, agentes de Tránsito presentes en el sitio se retiraron ante la orden del Gobernador, y la maquinaria fue desplazada a la orilla del bulevar.
Tráfico De Nuevo León Empeora Por Las Obras
El conflicto se da justo cuando las condiciones del tráfico de Nuevo León atraviesan una de sus etapas más críticas. Las obras simultáneas en arterias principales, como las líneas del Metro y otras vialidades colapsadas, han generado afectaciones severas a la movilidad urbana.
En lugar de establecer soluciones escalonadas o prever rutas alternas adecuadas, el gobierno estatal ha optado por bloquear tramos completos sin ofrecer compensaciones viales efectivas. La situación empeora con decisiones improvisadas, como la habilitación del contraflujo, que en lugar de aliviar la circulación, solo genera más incertidumbre.
Lo paradójico es que, mientras los ciudadanos han tenido que adaptarse a las fallas del sistema, ahora es el propio Gobernador quien padece las consecuencias de su falta de planeación. Su reacción pública no solo lo exhibe, sino que confirma lo que muchos ciudadanos han dicho durante meses: el gobierno no tiene control sobre la movilidad en el estado.
Tráfico De Nuevo León Sin Coordinación
Fuentes internas de Ingeniería Vial en Guadalupe confirmaron el altercado y señalaron que los trabajos fueron suspendidos tras la intervención del Gobernador. De acuerdo con empleados de la obra, las labores se detuvieron por más de dos horas, lo que retrasó aún más el avance del contraflujo que comenzaría a operar el siguiente lunes.
Para tratar de controlar el daño, el Municipio envió un comunicado a la prensa casi al mismo tiempo del incidente, anunciando formalmente las adecuaciones viales. No obstante, el desorden provocado por la intervención directa del Gobernador ya había generado confusión entre los trabajadores, automovilistas y autoridades viales.
Una fuente municipal detalló que fue hasta las 12:40 horas cuando los agentes de Tránsito regresaron al sitio para restablecer el operativo, lo que permitió la reactivación de los trabajos. Mientras tanto, los vehículos seguían acumulándose, generando largas filas que se extendían por kilómetros.
Frustración del Gobernador ante sus propias acciones
La escena de un Gobernador bajando de su camioneta oficial para remover barreras en plena vía pública resume perfectamente el caos que se vive con el tráfico de Nuevo León. En lugar de ofrecer resultados concretos a través de una gestión responsable y articulada, el Ejecutivo opta por arrebatos personales que terminan afectando aún más a la ciudadanía.
Mientras los automovilistas pierden horas en sus trayectos diarios, sin rutas alternativas claras ni horarios confiables, el gobierno estatal parece ir un paso detrás del problema. Las obras siguen sin terminar, las rutas se vuelven más caóticas, y ahora hasta los encargados de las soluciones estorban el trabajo que ellos mismos ordenaron.
Con este tipo de episodios, queda claro que no es suficiente anunciar proyectos millonarios si no existe una estrategia real de movilidad. El tráfico se ha convertido en un símbolo del desorden que reina en la administración actual, donde lo urgente siempre termina desplazando a lo importante.
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