La noche del miércoles se vivió un episodio de tensión en varios municipios de Sinaloa tras registrarse un temblor en Culiacán de magnitud 4.6. El fenómeno natural se sintió con fuerza en zonas como Badiraguato y Salvador Alvarado, provocando que muchas personas abandonaran sus hogares por temor a un posible colapso de estructuras o réplicas.
El movimiento telúrico estuvo acompañado de un estruendo que, en un primer momento, hizo pensar a algunos habitantes que se trataba de una explosión, generando aún más confusión. La percepción de violencia detonó aún más la alarma, en una región que ha estado marcada por episodios de inseguridad en los últimos años.
Según el Servicio Sismológico Nacional, el sismo se registró a las 21:12 horas, con epicentro a seis kilómetros al noreste de la ciudad de Culiacán y una profundidad de cinco kilómetros. Aunque la magnitud fue moderada, la escasa profundidad del evento hizo que se sintiera más intensamente, incluso causando que se cimbraran viviendas y edificios. Hasta el momento, no se reportan daños materiales ni víctimas, aunque las autoridades permanecen en alerta ante cualquier réplica.

Estruendo intensifica el temor social
El temblor en Culiacán no solo causó movimientos en estructuras y viviendas, sino también una gran preocupación en la población por el fuerte estruendo que lo acompañó. Muchos vecinos creyeron que se trataba de una explosión, como una granada o bomba, lo que generó pánico en diversas colonias.
Este tipo de confusión no es menor en un contexto donde la violencia ha dejado una huella profunda. En Culiacán, los estallidos, detonaciones y operativos de seguridad no son ajenos a la vida cotidiana. La sensación de inseguridad está tan presente que un fenómeno natural como un sismo puede percibirse inicialmente como un acto violento.
Cámaras de seguridad captaron reacciones de personas saliendo de sus casas desconcertadas, sin saber con certeza qué había ocurrido. Este componente emocional agrava el impacto psicológico de eventos sísmicos, incluso cuando no existen daños estructurales visibles.
Autoridades confirman el movimiento telúrico
Minutos después del suceso, autoridades municipales y estatales informaron a la ciudadanía que se trataba de un temblor en Culiacán, sin mayores afectaciones. Jesús Bill Mendoza Ontiveros, titular de Protección Civil del municipio, confirmó que no se habían registrado daños a viviendas, edificios públicos, ni a embalses hidráulicos. No obstante, se realizaron recorridos de verificación en sindicaturas y zonas rurales para descartar incidentes.
Por su parte, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, también emitió un mensaje a través de redes sociales. Reiteró que hasta el momento no se tenían reportes de afectaciones y que se mantenía un monitoreo constante desde Protección Civil. Las autoridades pidieron calma a la población y exhortaron a seguir las recomendaciones oficiales.
Además de la reacción local, el Servicio Sismológico Nacional precisó los detalles del evento: magnitud 4.6, epicentro a 6 km de Culiacán, con una profundidad de 5 km. La localización exacta y la baja profundidad explican por qué el sismo fue percibido como más fuerte por quienes lo vivieron.
Zona de Culiacán, sísmicamente activa
Aunque muchos ciudadanos lo consideran inusual, el temblor en Culiacán forma parte de un patrón sísmico natural propio de la región. De acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), el estado forma parte del llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una de las zonas con mayor actividad sísmica en el mundo.
Héctor Enrique Rodríguez Lozoya, investigador de la Facultad de Ingeniería Culiacán, explicó que esta región se encuentra en una zona de contacto entre las placas tectónicas de Norteamérica y del Pacífico. El roce constante entre estas placas genera acumulaciones de energía que, al liberarse, producen movimientos sísmicos conocidos como “movimientos transcurrentes”.
Según el académico, aunque estos sismos suelen tener magnitudes moderadas, su cercanía a la superficie hace que se perciban de manera intensa. Por ello, es fundamental que la ciudadanía esté preparada, incluso si la región no presenta sismos de gran magnitud con frecuencia.
Además, un documento de Protección Civil estatal señala que el terreno de Sinaloa está situado sobre la placa tectónica de Norteamérica, la cual tiene interacción directa con la del Pacífico, cerca de la falla de San Andrés. Esta interacción produce desplazamientos anuales de hasta cinco centímetros, lo cual confirma que se trata de una zona tectónicamente activa.
Repercusiones del temblor en Culiacán
El temblor en Culiacán ocurrido la noche del miércoles generó más que un simple movimiento de tierra. Puso en evidencia el impacto emocional que los desastres naturales pueden tener en poblaciones que ya conviven con altos niveles de tensión social y violencia. Aunque en esta ocasión no se registraron daños, el episodio deja aprendizajes importantes sobre la preparación ante emergencias, la necesidad de información oportuna y la comprensión del entorno geológico del estado.
Las autoridades reiteran su llamado a la calma, pero también a la preparación. Estar informados y saber cómo actuar en caso de sismo puede marcar la diferencia. Además, comprender que Culiacán, y gran parte de Sinaloa, se ubican en una zona activa sísmicamente, ayudará a que estos eventos se enfrenten con mayor conciencia y prevención.
El fenómeno también deja claro que el miedo en la población no solo se basa en el movimiento físico de la tierra, sino en los contextos sociales que lo rodean. En regiones donde la violencia ha sido persistente, un estallido puede interpretarse con rapidez como una amenaza directa, incluso cuando se trata de un fenómeno natural.
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