La tranquilidad de Zaida García se rompió el pasado 18 de mayo, cuando fue víctima de un acto de acoso sexual dentro del estacionamiento del edificio donde vive, en el Centro de Monterrey. El agresor, un hombre que ella inicialmente creyó parte del personal de mantenimiento, fue sorprendido realizándose tocamientos a pocos metros de donde ella lavaba su camioneta.
A pesar de haber interpuesto una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, el señalado continúa frecuentando el lugar, lo que ha obligado a la joven a reforzar su seguridad personal y a vivir con una constante sensación de miedo. La falta de medidas cautelares y la cercanía del agresor han convertido su entorno en un espacio hostil.

Seguridad personal ante acoso sexual
Ante la ausencia de medidas efectivas por parte de las autoridades, Zaida ha tenido que tomar precauciones por cuenta propia. Decidió instalar cámaras de vigilancia, asegurar puertas y ventanas, y limitar sus movimientos dentro del edificio. Aunque la policía acudió con rapidez el día del reporte presencial, lamentó que los familiares del agresor interfirieran para evitar su detención.
“La misma gente del edificio intervino para impedir que se lo llevaran. Dicen que tiene una condición mental y que debo entenderlo, pero ¿y mi derecho a estar segura?”, expresó. Su vida cotidiana se ha visto trastocada por una agresión que considera evidente, pero que aún no ha recibido una respuesta institucional contundente.
Relato del hecho y denuncia ante Fiscalía
El incidente ocurrió en plena luz del día. Zaida se encontraba en el estacionamiento cuando notó al hombre en actitud sospechosa. “Me di cuenta que se estaba tocando. Me alejé, pero luego lo enfrenté. No negó nada, solo se fue”, contó.
Horas después, presentó una denuncia virtual ante la Fiscalía, pero el caso fue tipificado como “disturbios a la moral”, una categoría que para ella no refleja la gravedad del acto. Tras acudir a la unidad especializada en violencia contra mujeres, le explicaron que debía esperar un dictamen psicológico, programado para el 15 de julio, para avanzar en el proceso.
Protección al acosador
Uno de los elementos más frustrantes del caso, asegura Zaida, es que el hombre señalado como su agresor tiene familiares que trabajan en el mismo edificio, lo que ha dificultado la aplicación de medidas restrictivas. De hecho, continúa siendo visto en las instalaciones, e incluso se le ha permitido colaborar en labores menores.
Zaida relató que una empleada del edificio, cuñada del acusado, le confesó haber sido también víctima de una agresión previa: el hombre le lanzó piedras. Sin embargo, ese antecedente tampoco motivó ninguna sanción interna ni reporte adicional, y las acciones se han limitado a justificar su comportamiento porsupuestas condiciones de salud mental.
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